Sin duda, la propagación del COVID-19 alrededor del mundo ha causado importantes impactos en las cadenas de suministro de todas las regiones, lo que ha llevado a los gobiernos a poner en marcha iniciativas para proteger su comercio.

Por ejemplo, la Unión Europea ha lanzado programas destinados a garantizar la continuidad de la producción de bienes y su circulación en los países pertenecientes a  la Unión.

También ha tomado medidas para asegurar que el acceso a las rutas comerciales se mantenga a pesar de las limitaciones externas, como la baja capacidad y  altas tasas de los fletes aéreos, para que el comercio europeo esté protegido.

En América Latina, el COVID-19 llegó el 26 de febrero pasado, cuando Brasil confirmó el primer caso en São Paulo. Desde entonces, los gobiernos de toda la región han tomado una serie de medidas para proteger a sus ciudadanos y contener la propagación de esta enfermedad.

En este caso, tenemos dos ejemplos: México y Colombia. El 20 de marzo, Estados Unidos y México anunciaron que restringirían los viajes no esenciales en su frontera compartida a partir del 22 de marzo. Sin embargo, el comercio entre ambas naciones continúa, bajo ciertas medidas.

En cuanto a Colombia, el 16 de marzo, el presidente Iván Duque anunció el cierre de todas las fronteras y puertos de Colombia desde el 17 de marzo hasta el 30 de mayo. Solo se permiten ciertos envíos de importación, pero está financiando programas internos para impulsar el comercio electrónico y la reactivación de la economía.

Para las empresas latinoamericanas, esta crisis es un riesgo, pero también una oportunidad, ya que muchas compañías estadounidenses y europeas buscarán capacidad de producción cercana para reabastecerse ante la escasez de materias primas y productos.

Así, si las empresas toman esta situación de manera positiva, podrían lograr una mayor participación de mercado en el largo plazo, especialmente si apuestan por socios de negocio que les ayuden a mejorar sus procesos logísticos.

En Envíoclick creemos que es momento de que las empresas evalúen sus estrategias en cadena de suministro para buscar las mejores soluciones que se adapten a su nueva realidad.  Es tiempo de repensar el camino y seguir adelante.